-Buenos días, Pascual.
¿Cómo estamos hoy?
La persiana se sube de golpe
y el sol me deslumbra.
-Buenos días, doctor. -Suspiro
cansino.
El doctor me mira risueño
y se pone al lado de mi camilla.
-Vamos, Pascual, no será
para tanto.
-Soy un pobre viejo al
que le acecha la muerte.-Contesto triste.-No esperará usted ahora que me vaya
de fiesta con mis nietos.
El doctor se aleja de mi
camilla y va hacia la puerta en silencio.
-¿Qué pensaría si le
dijese que hay una forma de vivir un poco más?
-Que ha perdido usted todo
el juicio que tenía.
De repente, el doctor se
da la vuelta quitándose la bata y tirando todos sus utensilios de médico al
suelo, saca un micrófono y se arranca su camisa azul cielo, sustituyéndola por
una alegre camisa morada y dorada con flecos y brillantina.
-¡Pues bienvenido a
nuestro concurso! ¡Donde la muerte se convierte en un juego de azar!
Estoy seguro de que esta
es la locura que precede a la muerte. Cerrare los ojos mientras espero mi
final.
-No se nos vaya aún,
Pascual.-Grita de pronto el doctor sobresaltándome.- Tenemos
que... ¡Jugar! Pero antes, demos paso a nuestro segundo de abordo,
¡Jasón!
La puerta se abre y entra
un chico joven, vestido con una túnica raída y con lo que parece una alfombra
bajo el brazo. Se sitúa al lado del doctor y me mira.
-Y ahora que estamos
todos, comencemos con... ¡UN, DOS, TRES, VIVA OTRA VEZ! Le explicaré en qué consiste
el juego.
Saca unas tarjetas del
bolsillo y comienza a leer.
-Jasón, en una de sus
aventuras, rescató el vellocino de oro.
El chico lo levanta,
mostrándomelo.
-Este objeto, bendecido
por los dioses, puede resucitar a aquel que se cubra con él.-Explica.
-Por favor, doctor, pare.-pido
exahusto.-Déjeme morir tranquilo.
El doctor se acerca a mí
y me toca el hombro.
-Piense, Pascual, que si
gana el concurso, ¡No morirá!-Me guiña el ojo.
-Pero...
-Sin más preámbulos,-continua
omitiéndome.-Comencemos.-Se pone al lado de Jasón.- Le haremos seis preguntas,
relacionadas con Jasón.-le señala.- y su viaje en busca del vellocino. Si
adivina un mínimo de cuatro preguntas, ¡usted será salvado de la muerte! -Hace
una pausa.- Si por el contrario falla más de tres preguntas...-Se queda en
silencio.- ¡Esperemos que eso no pase! ¿Lo ha entendido, Pascual?
-Yo...-titubeo.-Estoy...algo
confundido por esta...escena.
- ¡Ah!¡No se preocupe por
ello!¡Es normal en los primerizos¡
-¿Primerizos?-Pregunto
alarmado.-¿Han resucitado a alguien varias veces?
-Por supuesto, Pascual,
Jordi Hurtado tiene el record.-Me sonríe.-Bien, comencemos. Primera pregunta.-mira
las cuartillas.- ¿Por qué Jasón fue en busca del vellocino de oro?
-Em...-Pienso.- ¿Para recuperar
el trono?-Respondo inseguro.
-Correcto.-Responde Jasón
monótono.-Trono que ocupaba mi tío. Me pidió el vellocino a cambio del trono.
-¡Excelente, Pascual!- Me
felicita el doctor.- Sigamos con el juego. Y aquí va la segunda pregunta. ¿Cómo
se llamaba la nave en la que Jasón y los argonautas viajaron?
-Creo que...Calypso-Respondo
-Incorrecto.-Response
Jasón.-La nave en la que viajamos se llamaba Argos en honor a su constructor.
-¡Ohh! ¡Lástima!-Continua
el doctor.-Peso no pasa nada, continuemos.-Hace una pausa para leer.- ¿Qué
animal protegía el vellocino de oro?
-Diría que...Puede que
sea...-Reflexiono.- ¿Un dragón?
-Correcto.-Response Jasón
asombrado.
-Ya casi lo tiene, Pascual.
Sólo quedan tres preguntas y aquí va la cuarta. Entre las tripulación viajaban
varios héroes ¿Podrías nombrar a uno?-Me guiña el ojo.
-Uf...Me suena Orfeo.-Contesto
poco cencido.
-Correcto. En la nave
viajábamos héroes y príncipes entre los que destacan algunos como Heracles,
Teseo, Pólux, Tifis...-Relata.- Aunque muchos murieron en el viaje.
-¡Fenomenal! ¡Fenomenal!-Aplaude
el doctor.- ¡Esto va viento en popa!-Le da un codazo a Jasón. Si acierta una más
habrá ganado. No perdamos más tiempo; una mujer viajaba a bordo del Argos, la cual
se enamoró perdidamente de Jasón –Le coge
el hombro.- y gracias a ella pudieron derrotar al dragón. ¿Quién era esta
joven?-Le guiña el ojo a Jasón.
Jasón hace una mueca despectiva
y suspira pesaroso.
-Eso...No sé. -Respondo
pensando.-No tengo ni idea.
-¿Es su última respuesta?-Me
pregunta el médico.
-Sí, no me la sé.
-¿Está seguro, Pascual?
-Doctor, termine con esta
locura pronto, por favor se lo pido.-Suplico aturdido.
-La respuesta es incorrecta.
La muchacha que me ayudo a matar al dragón se llamaba Medea, una sacerdotisa, hija
de Eetes y la ninfa Hécate.
-¡Oh! ¡Podría haberla
acertado!-Hace una pausa.- Veamos, Pascual. Su situación es la siguiente: Lleva
tres aciertos y dos errores. No quiero presionarle pero se juega todo a una.
-¡Esto es una complete
majadería! -Refunfuño
-Aguante, Pascual. Solo
una más.-Me insiste el doctor.- ¿Dónde se encontraba el vellocino de oro?
-En... ¡Maldiciones! ¡Maldiciones!
¡Y más maldiciones!-Grito colérico.- ¡Lo tengo en la punta de la lengua!
-Dígalo rápido que no hay
mucho tiempo.-Me apremia el doctor ansioso.
-La...coloquial... ¡No¡-Pienso.-La
col...col...Cólquida...¡Cólquida! Eso es ¡La cólquida!
-¡Correcto!-Grita el
doctor alborozado.
Un montón de confeti y
globos comienza a desprenderse del techo cubriendo el suelo como Sí fuese una
alfombra multicolor. Doy botes de alegría en mi camilla y el doctor me abraza
con fuerza.
-Enhorabuena, Pascual.-Me
felicita Jasón con un apretón de manos.
-¡Magnífico! -Grita el
doctor jubiloso.- Está bien, Pascual, el día en que su corazón deje de latir,
se te cubrirá con el vellocino y volverás a la vida.
-¡Bien!-Grito eufórico.- ¡Debo
contárselo a mis hijos y a mis nietos!
El doctor y Jasón se
despiden de mí y salen de la sala mientras llamo a mi hijo.
JASÓN
-No soporto esto, -Me
sincero.- debería haberme dedicado a la pesca.
El doctor me agarra por
los hombros con una sonrisa.
-Vamos, Jasón, ¡vive la vida moderna! Sin islas repletas de
mujeres sedientas de sangre, piratas y monstruos.
-¿Quién me mandaría a mí
hacerme el héroe?